El pasado día 30 de julio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dictó a través de su órgano más importante, la Asamblea General, una resolución para intentar poner fin a la incesante ola de delitos de carácter furtivo que se están cometiendo en el mundo, especialmente los que atentan contra la fauna africana.
Dicha resolución, a la que se han adherido todos los países miembros, entre los que se encuentra España, está tipificada como Lucha contra el tráfico ilícito de fauna y flora silvestres, y tiene como principal objetivo el desarrollar una política global de lucha contra el tráfico ilegal de la vida silvestre.
Tras algo más de tres años de debates, reuniones y esfuerzos, por fin se ha logrado un acuerdo común, después de que Gabón y Alemania propusieran, ante el estamento central de las Naciones Unidas, una resolución firme y comprometida con la crisis mundial de furtivismo y hacer frente al lucrativo negocio del tráfico de especies.
«La resolución de la ONU marca una nueva etapa en la lucha contra el tráfico de vida salvaje, que no sólo está amenazando de extinción a numerosas especies, sino que también pone en peligro la seguridad de los países y el desarrollo sostenible», aseguró el director general de WWF Internacional, Marco Lambertini.
Estas palabras a las que hace referencia de Lambertini las hemos visto reflejadas a lo largo de estos meses gracias a nuestro colaborador Antonio Adán. A través de su blog Desde el Puntal, ha ido informado y descubriendo los atroces acontecimientos de carácter furtivo que suceden en África. Y es que estos crímenes contra la vida salvaje ya no son sólo una cuestión ambiental, ni un problema de unos pocos países, sino que su dimensión y conexiones con las mafias internacionales los han convertido en una prioridad para todos los países del planeta.
Es el caso del artículo que Antonio publicó en esta web en octubre del pasado año, en el que con rigor y un sinfín de detalles analizaba y descubría la conexión entre las células terroristas de Al-Qaeda, a través del movimiento de resistencia radical islámico en Somalia Al-Shabaab, con el tráfico de marfil y cuernos de rinocerontes. En este documento, titulado El oro blanco africano de la yihad, y del que se hacía eco el pasado día 8 de julio el diario El Mundo a través de su edición digital, se desgranaba cómo estos grupos terroristas y otras redes mafiosas han visto en el tráfico ilegal de vida silvestre una fuente sencilla y próspera de financiación.
Estas circunstancias han motivado la intervención de la ONU, quien ha resaltado que las consecuencias de los crímenes contra las especies inciden también en la gobernanza, el cumplimiento de la ley y el bienestar de las comunidades locales, además de financiar redes criminales y alimentar conflictos armados.
Así, al reconocer que sólo un enfoque integral podrá hacer frente a la actual crisis, los 193 estados miembros de la ONU han acordado aumentar la cooperación regional e internacional para combatir toda la cadena del comercio ilegal de especies: con medidas para detener el furtivismo, el tráfico y la compra.
Fuente: www.clubdecaza.com